Libre Albedrío (texto de 1998)


Esta reflexión la tuve un día jueves de 1998, mientras caminaba por las atropelladas calles de la ciudad de Caracas:

"Libre albedrío... extraño concepto, pienso en las razones que podrían haber motivado a Dios para otorgar a su creación tal facultad y en lo contradictorio de la apariencia del mundo, en lo que hacemos los seres humanos con nuestra capacidad de elección. Me pregunto, ¿qué es realmente lo que podemos elegir? ¿Qué quiere Dios que escojamos?

Porque definitivamente, nuestra existencia debería encaminarse a la unión con Dios, pero para eso no encuentro cuál era la necesidad de separarnos... Entonces (efectos especiales de iluminación y música, por favor) comprendo que Dios no interviene en nuestra vida porque ante su mirada eterna, atemporal, omnisapiente, seguimos siendo tan perfectos como él/ella es, y luego toda la miseria del mundo no es más que el olvido de esa verdad, es lo que algunas (minorías pero muy influyentes) conciencias turbias decidieron como lo que se debe ver. Entonces si para Dios pasado, presente y futuro son un mismo tiempo y para Sus Ojos no existen las limitaciones que creemos tener, pues somos a su imagen y semejanza, y por lo tanto Divinos; quiere decir que para Dios nunca hemos salido de su seno, aún formamos parte del Cuerpo Cósmico de nuestro Universo Creador como un todo indivisible.

Ésa era la respuesta: Nunca hemos salido de Dios y el libre albedrío consiste en percatarse o no de ello, si se elige darse cuenta, se pueden manifestar las facultades de Dios en la ilusión tan sólidamente construída por la (mala) tradición y de este modo vencer la separación con la insondable sabiduría que emana de lo más profundo del Cosmos. Saber que seguimos siendo en Dios, desde siempre, sin ruptura, sin dolor, hasta siempre.

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